En 1908, en el espacio de un mes, Moscú vio nacer en su seno la Sonata nº 1 de Rachmaninoff y la Sonata nº 5 de Scriabin, ya por entonces compositores de renombre. Sin embargo, la biografía de ambos estrenos fue muy distinta: mientras que la primera, larvada durante dos años, fue recibida tibiamente, la segunda, plasmada en apenas seis días, fue considerada la mejor creación de su autor. En esta edición de Jóvenes intérpretes, el último ganador del clausurado Concurso internacional Paloma O’Shea hermanará estas obras coetáneas y su desigual asiento en el canon.
Jaeden Izik-Dzurko, piano.
Notas al programa: https://www.march.es/es/madrid/concie...
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