En 2017, México eliminó el tracoma como problema de salud pública, convirtiéndose en el primer país de la región de las Américas en lograr esta meta. Para sostener el estado de eliminación del tracoma, el país necesita implementar una vigilancia continua, que permita detectar oportunamente el resurgimiento de la enfermedad; así como mantener acciones de prevención, como la promoción del lavado de la cara y las manos, mejorar el acceso a agua segura y la atención de las formas crónicas de la enfermedad.